(Ante tanto programa y revista "de la casquería")
Ratero de soflamas,
el búho quiso ver hasta de día
oculto entre las ramas.
Soberbio, no sabía
que el águila acechaba. Sorprendía
su pinta de cotilla
con plumas de rapaz y garra austera;
brilló de maravilla
y el águila certera
bajó de golpe su opinión postrera.
Así ocurren las cosas
con bichos, con espías y raposas.
martes, 7 de septiembre de 2010
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