Sin reloj, pero con tiempo

Tesoro de las palabras fundamentales para vivir en el Siglo XXI

lunes, 15 de noviembre de 2010

Balada de las paredes

El mundo ante nosotros, una sala, y en ella
un hombre haciendo vidas y moviendo el trasero
que al arte destinó una inmensidad con su sonrisa.
Todo esto era el complemento de la sombra.

De repente entró la luz, semejante
de una forma increíble a un totem,
lo mismo que si entrara la vida con fuerza,
disolviendo las puertas, en un alegre sketch.

Y sobre aquella algarabía de imágenes
se elevaron coloridos, con fuerza, como
un halcón con los ojos abiertos
y enorme con sus alas desplegadas.

Inmenso y dulce, bien pintado,
su boca gritando a través de la ilusión
se plantó en medio de su tiempo
sosteniendo la imaginación sobre sus manos.

Nos miraba en la voz de las paredes,
paredes como besos,
paredes como guiños,
paredes inquietantes,
paredes que acarician,
paredes que reclaman,
paredes que te explican
sus cáscaras desnudas y sus días.

Y comenzó a contar, igual que si mirara
subiendo, recogiéndose en sus ojos,
ojos más grandes que su propio cuerpo
emitiendo silbidos, sollozando,
susurrando delirios
y aullidos de sirena.

Paredes que nos mezclan tañidos de campana
con chaparrones y con cañonazos
voces abiertas luces de gigante
que se descuelgan para contemplarte.

Sí, ellas te contemplan, con su bondad,
garganta que en sus manos
recogerá los nudos de las lágrimas
que deja la emoción de las paredes.

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