Sin reloj, pero con tiempo

Tesoro de las palabras fundamentales para vivir en el Siglo XXI

viernes, 30 de julio de 2010

Budapest

Sobre el aprendizaje del amor

Salamandra editó esta nteresantísima novela de Chico Buarque. La piel descrita como “cáscara provisional”sirve de zaguán para una cadena de imágenes poderosas acerca de la manera en que las personas somos nosotros y otros, nos comportamos como unos y distintos, escuchamos con la mirada, absorbemos silencios, nos desdoblamos y estamos.

Aprender un idioma no es sólo cuestión de tener facilidad ni de aprender palabras; para hablar en un idioma es necesario entender e interiorizar por qué piensan y sienten como lo hacen los nativos del país en que se habla. Si el idioma es el húngaro, una lengua no indoeuropea, la cosa se complica especialmente. El escenario emocional de la novela no puede ser mejor para presentarnos a unos personajes que buscan cómo hacerse entender por aquellos a quienes aman. Amar es un empeño, igual que hablar un nuevo idioma, y exige un esfuerzo comparable.

A partir del anonimato, trasunto de la ignorancia, Chico Buarque construye una comedia escondida en un laberinto de amoríos, dobles parejas, identidades fracturadas y carencias de sentido. Sólo la aceptación de las reglas del porque sí permite dar el paso determinante para iniciarse en el aprendizaje, sea del amor o del idioma. La novela reclama a gritos el derecho de la irracionalidad a ocupar su espacio en el mundo; quizá porque el autor es músico y poeta.

El amor tiene un lenguaje propio y no es posible amar ni dejarse amar sin conocer su estructura fundamental. Hay una ética del esfuerzo y del deseo en la novela. También nos encontramos con un elogio de la casualidad. Los personajes están allí donde la vida les ha dejado; las emociones se disponen en un estado de desorden humano y convincente. Una lectura animosa y deseable.

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